martes, 12 de mayo de 2015

desvirgando a la novia

Hetero, primera vez. Un joven se las compone para desvirgar a su recién conocida amiga.
Hola amigos. Les voy a contar una aventura que me pasó en las vacaciones de febrero del 2001, en el sur de Chile, a la altura de Temuco.
Estábamos pasando unos días en un camping en un pueblo. El camping era muy bonito, a la orilla del río y todo muy tranquilo y con poca gente. Pero como al cuarto, día despertamos, sobresaltado con una gran bulla. Salí a investigar y resulta que habían llegado unos 100 evangélicos que iban a realizar una ceremonia de bautizo allí.
Ellos se quedaron todo el día, y ni mi amigo , ni yo, les hicimos mucho caso, preocupados de otras cosas. A la hora del almuerzo, estábamos sentados en una mesita, viendo justamente nuestra olla con la comida, cuando pasa por el lado nuestro dos niñas , de como 18 años, a colgar una ropa en un cordel que teníamos nosotros en nuestra carpa. Justo cuando estaban en esto, a una se le cae la ropa al suelo y se tuvo que agachar mostrándonos un enorme culo enfundados en unos jeans negros. Por toda comunicación, una de ellas nos sonríe y se va con su amiga a almorzar en una mesa de más allá… junto al resto de sus Hermanas y Hermanos, ya que era del grupo de los evangélicas. Recién empecé a fijarme en ellas, una era alta, como de 1.70 y delgada, pelo castaño oscuro, hasta los hombros y ojos del mismo color. Vestía un pantalón de tela negra, no muy ajustado, y arriba andaba con un especie de blusa blanca de algodón, tejida a mano, como con encaje, es decir se le transparentaban todo el sostén (brasier) que era negro.
Nos empezamos a mirar y a jugar con sonrisitas y cerradas de ojos, a los que ella correspondía entusiasmadamente, mientras cuchicheaba con su amiga.
Terminamos de almorzar, casi al mismo tiempo y ellas se pararon y se fueron a caminar con un niño. (¿será su hijo? Me pregunté). Esperé un rato y las seguí con la mirada, esperando la "luz verde", la que llegó cuando ella voltió, y me sonrió. En ese momento me paré y me fui detrás de ellas, aprovechando de observar su culo, que a pesar que se veía disimulado por los pantalones un poco sueltos, se veía duro. Para evitar sospechas de los inevitables "chaperones" de la juventud evangélica, me di varias vueltas, tantas que al final se me perdieron. Busqué un rato, y al final las encontré sentadas en una banquita muy chica que estaba en la arena y que ocupaban los salvavidas de la playa. Dudé un poco, pero al final, me acerqué hasta que estuve al lado de ellas; se fijaron y me sonrieron, así que empezamos a conversar:
-Hola cómo se llaman- -Hola yo me llamo Pamela- dijo la que me gustaba a mí. La otra, más morena, se llamaba Marta.
Empezamos a conversar, quá hacían, etc. Pamela, tenía 17 años, y estudiaba en Temuco. Yo les conté que tenía 22, y era de Santiago, que estaba en la universidad. Le pregunté, sobre el niño y era su hermano menor, (¡por suerte!) Después de como 10 minutos, se acabaron los temas de conversación y yo me fui, ya que la amiga nunca se fue por ahí. Eso sí les pregunté a qué hora se iban; eran recién las 4 y se marchaban a las 7 así que aún había tiempo.
Me fui para preparar algún plan, y mientras lo hacía me fui a los baños a lavar la olla y los platos del almuerzo. Estaba en eso, cuando pasaron por el lado mío, yo no me di cuenta si no fuera porque ellas me saludaron, antes de entrar al baño. Tenía que pensar rápidamente un plan, y apoyado por la calentura , sobre la marcha se me ocurrió uno.
Cuando salieron y se quedaron peinándose entre ellas, yo me escabullí, salí del camping y aprovechando que no son muros sino una malla de alambre la que separa el camping del sendero, me puse ahí, y luego de ver que no había ningún "chaperón" a la vista les empecé a hacer señas. Costó que se dieran cuenta, pero al final lo hicieron y vinieron hacia mí con cara de extrañadas.
-Hola les dije, las llamé porque me quiero despedir de ustedes- -Muy bien- dijeron. Hubo una pausa, en la que dudé si me despediría de la amiga de Pamela con un beso en la boca o en la cara; al final dije "más vale pájaro en la mano que mil volando", así que le di un beso en la cara. Me di v
uelta y estaba Pamela sonriendo. Me acerqué, le tomé la mano y al mismo tiempo me incliné buscándole los labios. Ella hizo a un costado su cabeza, ante lo cual yo le susurré "¿por qué no?". Ante esto hubo un cambio ,me tiró sus manos al cuello, y me besó casi desesperadamente… claro que no sabía mucho de besar. Para evitar alguna "interrupción" , la tomé de la mano y me llevé por un sendero que corría a la orilla del río; se perdía un poco entre ramas y espinos, y después de un trecho terminaba en una minúscula playita, muy discreta ya que había un enorme sauce que con sus ramas tapaba la vista a las miradas indiscretas. Esta vez le tomé su cara en mis manos y le di un beso corto, cuando me separé pude ver su respiración entrecortada y sus ojitos cerrados. Lo cual me calentó aún más. Le expliqué suavemente cómo debía usar su lengua, mientras le acariciaba el pelo, después le dije que haríamos una prueba… y ¡vaya que aprendió!. Acerqué mi boca a la suya y la besé hundiendo mi lengua bien adentro de su boca y pude sentir esa lengüita caliente recorriendo el interior de mi boca. Nos seguimos besando y subí mi mano para acariciar uno de sus senos; ella disimuladamente, me bajó la mano, pero yo insistí, y pude apretar ese pecho que se ponía cada vez más duro. Decidí avanzar un poco más y la comencé a acariciar entera. Mi otra mano fue en busca de la suya, y suavemente, se la puse encima de mi verga, que ya estaba erectísima. Debo aclarar que yo andaba con una polera y debajo unos pantalones cortos, así que la erección era bastante notoria. De repente , ella se agachó, me bajó un poco los pantalones, me dio un delicado beso en mi glande y empezó a chuparlo con mucho cuidado, bajando, bajando hasta pasar la lengua por mis testículos, yo estaba en la gloria, sintiendo que iba a explotar. Mientras tanto, a duras penas podía acariciarle el cabello.
No eran mis intenciones acabar en la boca de ella, sino en otro lugar, así que con suavidad la levanté para hundir nuevamente mis labios y lengua en esa boca golosa. Estuvimos un rato muy corto, hasta que le dije "ahora me toca a mí"; la tomé con suavidad, e hice que se recostara en el tronco. Mientras la seguía besando, le desabroché su pantalón, se lo bajé un poco (a lo que ella ayudó bastante, tal era su calentura) y su calzón blanco. Me encontré con una sorpresa, ya que yo pensaba que estaría con pelos, y, al contrario, estaba depilada. No pude más, empecé a comérmela metiendo la lengua en sus labios y ella no paraba de jadear y me decía que le encantaba que le hiciera así, empezaba a fluir sus jugos y no paraba de saborearlos a cada momento, abrí sus piernas y me acomodé mejor para seguir chupándole su conchita, al fin encontré su botoncito y no paraba de lamerlo y chuparlo, seguí y llegó al fin su primer orgasmo, sus gritos y gemidos eran bastantes fuertes y se llegaba a resbalar, sus piernas desfallecían y no se podía tener en pie producto del placer, a pesar de ello no dejaba de soltar sus deliciosos jugos que no paraba de saborear, así seguí hasta que ya no pude más. Ya había llegado el momento de que pasara a ser mujer. Como todavía estaba con los ojos cerrados y respirando entrecortadamente, me bajé el pantalón y apoyé la cabeza de mi pene en su entrada suavemente. Ella abrió los ojos y me miró asustada. "tranquila no te va a doler" Como seguía asustada, le di un beso y le pregunté "quieres hacerlo". Me respondió, sí, por favor"procedí a penetrarla suavemente hasta que entró la cabeza, ella exclamó diciendo "me duele" pero gemía y a pesar de ese pequeño dolor me decía que le gustaba mucho, que no me detuviera, así que empecé a penetrar más y más hasta que de pronto empujé con fuerza para que entrara todo y ella al sentirlo gritó y ese dolor me excitó más y mis movimientos fueron cada vez más ligeros, luego ese dolor se transformó en gemidos desesperados y sentí que me venía dentro de ella empujé y empujé hasta sentir su primer orgasmo lo cual me llevó a acabar dentro de ella, nos seguimos besando por un rato, sin separarnos todavía . Ella estaba llorando y me decía que nunca había sentido algo igual , que h
abía visto las estrellas.
Nos seguimos besando y con mucha ternura la ayudé a vestirse. Volvimos al camping, con cuidado para que no la pillaran, lo que no ocurrió, pero no nos volvimos a ver más ya que no podía levantar sospechas. En todo caso, de recuerdo me dejó su teléfono y sus calzones, que estaban empapados de sus jugos.
Como a los 3 días nos fuimos de ahí, y cuando estuve en Temuco traté de contactarla, pero fue imposible.
Saludos a todos.

mi email mariedurane95@gmail.com